-El tráfico de cocaína en Estados Unidos es ahora dominado por grupos criminales de México que operan en ambos lados de la frontera -declaró Donnie Marshall, jefe de Operaciones de la DEA, al testificar ante un subcomité de inmigración de la Cámara de Representantes.
Marshall declaró que los cabecillas de las pandillas mexicanas "están viviendo libremente y operando con impunidad en México".
Los grupos mexicanos "son más modernos y ricos que sus predecesores y usan sus fortunas para corromper e intimidar a ciudadanos y agentes de la ley en México, y en menor medida también en Estados Unidos", agregó.
La coca, de la cual se deriva la cocaína, es cosechada en Perú, Colombia y Bolivia y en su mayoría refinada en Colombia. Pero los otrora poderosos carteles colombianos de Medellín y Cali han sido diezmados por el arresto de la mayoría de sus cabecillas, dejando el camino abierto a los mexicanos.
Los pandilleros mexicanos crearon vastas redes de distribución en Estados Unidos, generalmente dirigidas por integrantes de la familia de los mismos cabecillas, manifestó Marshall.
La llamada Iniciativa Fronteriza del Suroeste, una campaña conjunta que llevan al cabo diferentes agencias policíacas, ha identificado a las pandillas mexicanas y está "atacándolas, tomando como blanco las funciones de comunicación de sus centros de comando y control y su infraestructura en Estados Unidos", aseveró el funcionario de la DEA.
SAN DIEGO, California, 23 de abril (Por Tim Golden, de The New York Times).- Después de esforzarse durante años por encontrar oficiales honestos en medio de lo que muchos describen como una ciénega de corrupción policíaca en México, agencias judiciales de Estados Unidos han comenzado a entrenar a agentes mexicanos, de quienes se espera que algún día transformen la campaña de los dos países contra las drogas ilegales.
Docenas de oficiales mexicanos, adiestrados en el centro de entrenamientos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Quantico, Virginia, establecieron una nueva unidad investigadora en la ciudad de México. Docenas más fueron seleccionados para un puñado de pequeños escuadrones que operarán al sur de la frontera y en otros sitios de ésta, usando detallada información de inteligencia que Estados Unidos estaba renuente a compartir antes.
Funcionarios estadounidenses y mexicanos dijeron que el enfoque formará parte de amplia reorganización en el aparato contra el combate a las drogas en México, la cual promete dejar atrás el legado de desconfianza entre los dos gobiernos.
Pero algunos de los funcionarios admitieron que su esfuerzo por crear un cuadro de investigadores mexicanos inmunes a las tentaciones de los traficantes ha sido retrasado por disputas entre los dos países y una sucesión de promesas formuladas y rotas por los mexicanos.
Funcionarios estadoundienses manifestaron que apenas el año ppdo. líderes mexicanos no aportaron fondos para una serie de unidades de vigilancia contra las drogas establecidas a lo largo de la frontera entre ambos países. Algunos de los agentes no tenían autos, otros pasaron meses sin recibir su pago y hubo quienes tuvieron que amueblar sus oficinas con productos que sobraban a los militares.
Por meses, los planes para asignar a agentes estadounidenses al programa han sido demorados, mientras los dos gobiernos luchan en torno a si se permitirá que los estadoundienses porten armas para su defensa.