Los turistas
firmaron en un libro de quejas y muchos de ellos pidieron que se sancione
una ley que prohíba el ingreso de aeronaves brasileñas
en el espacio aéreo argentino.
A estas
protestas se han sumado la Cancillería argentina y algunas organizaciones
ecologistas, según las cuales el ruido de los helicópteros
genera un efecto sonoro de "falsa catarata" e, incluso, ha provocado
un cambio de hábitos en algunas especies animales.
El jefe
del Departamento de Protección de Vuelos de la ciudad brasileña
de Foz de Iguazú, teniente coronel Paulo Franco, dijo a los periodistas
que dentro de su jurisdicción no puede obligar a la empresa aérea
"Helisul" a retirar los helicópteros del Parque Nacional Iguazú.
La Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) ha declarado este parque Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El militar
brasileño indicó que ha transmitido la reclamación
argentina a las autoridades de su país, que darán una
respuesta en mayo próximo.
El gerente
de "Helisul", Celso Biezus, consideró que las quejas vienen motivadas
por "una persecución comercial que nada tiene que ver con la
ecología" y explicó que el contrato de su empresa con
el Estado brasileño concluye en 1999.
"Si los
argentinos rompen el convenio internacional, vamos a volar sólo
del lado brasileño. Esto es extraño porque los helicópteros
vuelan en todos los lugares turísticos del mundo", señaló
Biezus, quien añadió que su empresa presta servicios a
otras compañías y a particulares.
Las autoridades
de la provincia de Misiones, en la Mesopotamia argentina, han decidido
incluir una campaña en Internet para protestar por el impacto
ecológico de estas acciones.
El ministro
provincial de Ecología, Claudio Alvarez, dijo que a través
de Internet se pedirá la solidaridad mundial contra los helicópteros
que alteran el ecosistema y que "han convertido nuestra selva en la
banda sonora de una película sobre Vietnam".