Los nuevos propietarios de un hotel montevideano fundado en
1913 con el nombre de Artigas y reabierto en 1995, tras una
costosa rehabilitación, como Hotel Plaza Fuerte descubrieron
cuando ya era tarde que el poeta chileno Pablo Neruda había estado
alojado tres meses en una de las habitaciones allá por 1945.
Miguel Cattivelli, gerente de este establecimiento de 24
habitaciones, cada una de ellas con una decoración distinta,
explicó a EFE que poco después de la inauguración recibieron la
visita de una mujer que hace años trabajó en una librería de la
Ciudad Vieja, la misma zona donde está situado el hotel.
La ex librera les contó que suministraba libros regularmente a
Neruda (1914-1973) y de paso charlaba con él cuando estuvo alojado
allí hace cincuenta años.
De haberlo sabido antes, la dirección del Plaza Fuerte hubiera
dado el nombre de quien fue Premio Nobel de Literatura en 1971 a
la habitación que ocupó y que la ex librera recordaba
perfectamente, como lo ha hecho con las poetas uruguayas Delmira
Agustini y Juana de Ibarburu.
El Plaza Fuerte es el tercer establecimiento hotelero de
Sudamérica que entra en la red de Hoteles más Famosos del Mundo,
después del Plaza de Buenos Aires y el Copacabana de Río de
Janeiro, por saber "combinar la gloria del pasado con el confort
moderno".
Si el Plaza Fuerte tiene la honra de haber alojado al autor de
"Veinte poemas de amor y una canción desesperada", el Parque
Hotel, que ya no va a recibir más huéspedes, pues va a convertirse
en sede de la secretaría administrativa del Mercado Común del Sur
(MERCOSUR), guarda entre sus muros el recuerdo trágico de la
muerte del poeta mexicano Amado Nervo (1870-1919).
En la habitación 42 de este hotel, que fue inaugurado en 1909
y durante décadas fue el lugar escogido por los elegantes del Rio
de la Plata para pasar el verano, se desencadenó el rápido final
de una larga enfermedad de tipo renal que padecía Nervo.
El poeta había llegado a Montevideo el 16 de mayo de 1919 para
hacerse cargo de la embajada de su país y murió sólo ocho días
después, abrazado a un crucifijo y rodeado de algunos amigos.
Como era costumbre en la época, un escultor, José Luis
Zorrilla de San Martín, realizó una mascarilla mortuoria a Nervo,
que, según dijo a EFE el poeta uruguayo Rafael Courtoisie, estuvo
en poder de otro poeta uruguayo, Fernando Pereda, hasta que en la
década de los años 80 se la regaló al Nobel mexicano Octavio Paz.
"Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida/porque nunca me
diste ni esperanza fallida,/ni trabajos injustos, ni pena
inmerecida/ porque veo al final de mi rudo camino/que yo fui el
arquitecto de mi propio destino", escribió Nervo en un poema
titulado "En paz" y publicado en 1917.
La pista del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986)
y la de su compatriota Julio Cortázar (1914-1984) confluyen en un
mismo hotel de Montevideo, el Cervantes, como la dirección del
establecimiento fundado en 1927 recuerda a sus huéspedes mediante
un recorte de prensa enmarcado y colocado en la recepción.
Borges se alojaba en el Cervantes siempre que venía a
Montevideo. José Pedro Díaz, jefe del departamento de Letras
Modernas de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la
República Oriental del Uruguay, aún recuerda una entrevista que
tuvo con el autor de "El Aleph" en una de las habitaciones del
hotel a fines de los años 40.
El entonces joven profesor prestó su voz a Borges, que
entonces odiaba hablar en público, en una conferencia que el
escritor "dio", con gran éxito, en el Paraninfo de la Universidad
de la República.
El paso de Cortázar por el Cervantes en 1954, año en que
estuvo en Montevideo trabajando como traductor para la UNESCO,
dejó huella en literatura.
El escritor estuvo alojado en una habitación, la número 203,
que estaba originalmente comunicada con la 204 por una puerta,
delante de la cual se colocó después un armario ropero y algo tan
simple le inspiró el inquietante cuento "La puerta condenada".
El protagonista del cuento, huésped de hotel como Córtazar,
escucha por las noches el llanto de un niño a través de la puerta
condenada, pese a que en recepción le aseguran que en la pieza
contigua se aloja una mujer sola.
No hay constancia de que el entonces lujoso Hotel Carrasco de
Montevideo inspirase alguna obra al poeta español Federico García
Lorca cuando estuvo allí en 1934, dos años antes de su asesinato.
Sin embargo, sí se sabe y así consta en una placa colocada en
el hall del hotel fundado en 1919 que escribió en una de sus
habitaciones el tercer acto del drama "Yerma".
Un poeta uruguayo, Alfredo Mario Ferreiro, escribió una
crónica de una jornada que pasaron varios amigos con García Lorca
en Montevideo, en la que relata que el poeta granadino estaba muy
ilusionado con los dos actos ya escritos de "Yerma" y estaba
seguro de que el tercero le sadría "magnífico" frente al Rio de la
Plata.
Montevideo, (EFE).- Pablo Neruda, Amado Nervo, Jorge
Luis Borges, Federico García Lorca y Julio Cortázar tenían algo en
común además de la literatura: todos dejaron huella en hoteles de
Montevideo y uno de ellos hasta la vida.